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La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda la lactancia materna como alimento exclusivo los primeros 6 meses de vida, para luego ser complementado por alimentos como purés de frutas y verduras hasta los 2 años o más. Esto clasifica a nuestros niños como “lactantes” hasta los 2 años y la leche como su principal alimento, tanto leche materna o fórmula cuando sea necesario. Por lo tanto, los despertares nocturnos forman parte natural del desarrollo de los niños en sus primeros años, y son los responsables de mantener activa la producción de leche en las mamás.
La lactancia materna tiene distintos mecanismos para facilitar el sueño, lo que hace muy común que las guaguas se duerman mientras toman. Por un lado, la leche tiene un contenido específicamente desarrollado para esto: el L-triptófano es un aminoácido que ayuda que las guaguas se duerman rápidamente, lo que explica lo que experimentamos en las tomas de la noche. Sabemos que la leche va cambiando su composición además durante el día, por lo que cuando oscurece aumenta su producción de melatonina también, ayudando a conciliar el sueño. Además, la sensación de saciedad en el lactante va a facilitar el dormir, como también la sensación de calma y protección que le produce el estímulo de la succión, tanto de la lactancia como de un elemento fabricado para eso, como son los chupetes.
La lactancia también favorece la capacidad de conciliar el sueño en la mamá, ya que al producir leche se libera prolactina, una hormona que se encuentra naturalmente aumentada en los adultos en la noche. Es decir, el cuerpo nos da un mecanismo natural para que se duerma fácilmente nuestra guagua, pero también nosotras. No es un mecanismo para dormir más o mejor, es un mecanismo para que una vez despiertas, nos cueste menos volver a dormir.
Y, ¿hasta cuándo son normales estos despertares? Es parte del desarrollo neurológico normal del niño tener despertares nocturnos hasta incluso los 5 años. Todos tenemos despertares, pero los adultos somos capaces de volver a dormirnos rápidamente sin llegar a tomar conciencia de que nos despertamos. En los niños, se requiere contención y apoyo para lograr volver a quedarse dormidos. No es que quede con hambre y necesite fórmula para que duerma más, no es que tenga un problema de sueño. Ya llegará el día que no nos necesitarán, por mientras, aprovechemos de abrazarlos y disfrutarlos para que todos podamos dormir mejor.
Por: Natalia Polloni B.
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