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Últimamente hemos oído hablar con regularidad sobre el swaddling. La palabra swaddle significa envolver y en este caso, refiere a la técnica que envuelve al recién nacido en una mantita. Pareciera ser una técnica nueva, pero lo cierto es que es un método que se usó popularmente durante el siglo XVIII, teniendo un origen mucho más antiguo, y que en la actualidad volvió a tener relevancia especialmente en Estados Unidos y algunas zonas de Europa.
Los bebés al nacer dejan la calidez y protección del útero materno, y pasan al mundo exterior incorporando cada segundo, nuevos sonidos, olores, luces y voces. Muchas cosas nuevas pasan en la vida de los más pequeños durante sus primeros días, pero continúa una dependencia casi completa con la madre y la necesidad de estar en un ambiente cálido y seguro.
De ahí que la técnica del swaddling toma su espacio, ya que lo que busca, es hacer sentir al bebé que vuelve a estar dentro del vientre materno. Las mantitas pensadas para esta técnica entregan calidez y suavidad, ayudan a mantener al bebé una temperatura corporal adecuada tras el embarazo y el parto (siempre y cuando sean de algodón: tela respirable que impide sobrecalentar su cuerpo), y limita los movimientos involuntarios de sus bracitos, lo que impide que se asusten con sus propios movimientos.
Se recomienda utilizar el swaddle luego de haber alimentado y mudado a nuestro bebé, así estará listo para descansar; no apretar demasiado la manta, especialmente en la parte de las piernas para evitar que éstas queden totalmente estiradas, es importante dejar espacio y flexibilidad en esa zona. El “abrazo” siempre tiene que ser en el sector de los brazos.
Es común ver a las enfermeras utilizar esta técnica en las clínicas y hospitales, y puede ser beneficioso continuar con este método en casa, pero lo importante, es ahondar en el paso a paso para realizar de forma correcta el swaddling y entregar así, los beneficios a nuestros recién nacidos.
Según la American Academy of Pediatrics (AAP), cuando se realiza esta técnica de forma correcta, puede ayudar a tranquilizar al bebé y promover un sueño tranquilo. Para esto, la AAP recuerda la importancia de que los más pequeños de la casa, siempre duerman boca arriba, ya sea durante las siestas o durante la noches, y suspender este método cuando el bebé ya sea capaz de darse vuelta solo, es decir, cuando logran ponerse de guatita.
El swaddling es una técnica pensada específicamente para los recién nacidos, para otorgarles una sensación confortable de contención y calor. Cuando nuestros bebés crecen, esa mantita que les recordó el vientre materno, será el tutito que los acompañe para dormir o la manta que los abrigue durante los paseos otoñales.
Por: Eloísa Silva Valderrama
FUENTES:
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